Fausto Segovia Baus: La hipocresía de los piadosos
La hipocresía tiene resonancias bíblicas y políticas. En todos los idiomas, el hipócrita es reconocido como quien esconde intenciones, a través del fingimiento de motivos reales o imaginarios para lograr un propósito: manipular a las personas.
¿Y por qué el título de este ensayo? Porque en general, se observa que la hipocresía y los hipócritas no corresponden, exclusivamente, al territorio exclusivo de las religiones -donde la piedad y el altruismo deben ser virtudes sobresalientes-, sino al mundanal ruido laico donde prevalecen los defectos de hombres y mujeres, que demuestran actitudes poco coherentes porque están alineadas con la mentira, el sarcasmo y la cobardía.
En el mundo civil, la hipocresía comienza con la mentira piadosa, en la cotidianidad, y luego se transforma en un “modelo” de comportamiento que configura el doble estándar o la doble moral, que justifica actos de individuos que predican y no practican los valores sostenidos y aquellos que critican. Los casos son patéticos en los ámbitos de la vida social, económica y política.