Édgar Pesántez Torres: Justicia farisea
En Absurdislandia se parangona a las autoridades y a la justicia con aquella secta judaica que aparentaba rigor y austeridad, pero que eludía subrepticiamente los preceptos de la ley y de su espíritu. En tiempos de Jesús, los fariseos (segregados) decían dedicarse a la pureza de la ley con arengas y rituales, pero sólo por interés de recibir reconocimiento y honores.
Aquí se hace lo mismo: brabucones a la hora de denunciar y ofrecer sanción para los criminales, ladrones y canallas; pero, luego de derramar saliva a cambio aplausos y votos, su lengua se atrofia hasta un nuevo escándalo para reanudar la misma práctica hipócrita de hablar exasperadamente.
Salvo la señora Fiscal de la Nación, el resto de autoridades, peor si políticos, son predicadores de doctrinas y promesas falsas a personas crédulas. Patognomónico es lo que pasa con el sistema de justicia: denunciólogos de crímenes, robos, malversaciones, desfalcos, coimas, sobornos, chantajes, nepotismos y otras violaciones ofrecen investigar “hasta las últimas consecuencias” … de las calendas griegas. El sistema judicial se diferenciaba del político por sus ejecutorias, antes que por sus halagos al público; mas hoy, cuando se llega a descubrir irregularidades, si los unos paralizan la lengua, los otros el puño.