John Carlin: ¿Narcisismo es felicidad?
Un narcisista es una persona vanidosa, enamorada de sí misma, inmune a la vergüenza. Llamar narcisista a alguien es un insulto. Lo curioso es que todos somos narcisistas hasta cierto punto (todo es vanidad, dice la Biblia) y vivimos en una era (selfies, redes sociales) de narcisismo desenfrenado.
Quizá nos hemos equivocado. Quizá ser narcisista no sea tan malo como nos habían dicho. Pregunto porque acabo de dar en mis archivos con un informe académico que dice que, al contrario, el narcisismo es una buena cosa. Buena para un individuo. No necesariamente para la sociedad.
Tras estudiar a 700 personas, el departamento de psicología de la Universidad de Queen’s en Belfast no tuvo más remedio que concluir que una alta cuota de narcisismo conduce al éxito y protege contra el estrés y la depresión. Alimenta la resiliencia, la confianza y la tendencia a asumir riesgos. Minimiza el impacto del rechazo o la decepción.
O sea, cuanto más narcisista la persona, más exitosa y feliz será. Pero hay una advertencia, dice la Universidad de Queen’s. El narcisista hace sufrir a la gente que le rodea y, si llega a ocupar un cargo de poder, el daño puede ser muy grande.
Pienso, ya que ha estado mucho en las noticias últimamente, en Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela. Pienso en su compinche Vladímir Putin. Pero luego reflexiono que todos los que aspiran a gobernar exhiben un inusual grado de narcisismo. No dudo que sea el caso de figuras menos malévolas que Maduro y Putin, como Pedro Sánchez, Joseph Biden o, incluso, Carles Puigdemont.