Mauricio Riofrío: Prohibido prohibir: Absurdo en la Asamblea
La frase que fue leitmotiv del reivindicativo mayo 68 de París, hoy es avasallada por los indocumentados regímenes progres. Las propuestas fueron desfiguradas a formas de gobierno dictatoriales, con un exacerbado culto a la personalidad y transgresiones a la libertad individual, en pro del prohibicionismo. Creen ser los predestinados para hacer los “cambios culturales de época”.
Las sociedades evolucionan, sin imposiciones, las tradiciones se preservan o se extinguen, no se prohíben, esa es la única manera de vivir en libertad, quien no lo vea así, se equivoca del medio a la mitad.
Prohibido prohibir, hoy ese grito no significa nada, los grupos de presión, afincados en la novelería, desde el desconocimiento y el prejuicio, van de tumbo en tumbo, ocupándose de lo insustancial, socapando a delincuentes, en busca de golpes de efecto para recaudar adeptos entre ilusos y desorientados.
La última perla de la Asamblea Nacional, ha surgido con el proyecto de ley de bienestar animal para impedir la exhibición de los animales faenados, auspiciado por fanáticos desubicados y funcionarios atolondrados de la Defensoría del Pueblo, pretenden ser los pioneros del absurdo. Se ha detectado 182 prohibiciones en el proyecto de marras que, en la práctica, precariza la actividad productiva. La legislatura debe priorizar el tratamiento de leyes que, de verdad, se compadezcan con las necesidades de la gente y, fiscalizar sin encubrir, apartada del protervo interés político partidista.
De aprobarse esta ley, no estaremos lejos de otra que promueva la defensa de los derechos de las ratas y los mosquitos del dengue, o talvez alguna que defienda el derecho de las pulgas, cuya vida tendría que ser respetada o, alguna norma que declare inquisitoria a la preparación del cuy, las cascaritas o el hornado.
¿Quieren romper paradigmas? Empiecen por lo principal, el país se desangra por la inseguridad, se desespera porque no hay empleo, ni salud, la desnutrición infantil persiste, las vías están destrozadas, la corrupción campea, la justicia no existe y enfrentamos un canibalismo político exasperante.
Hay que respetar al planeta y ciertamente al ser humano, eso es fundamental, es lo racional para evolucionar. Los derechos humanos están en la cúspide de la escala, luego viene lo demás, porque un derecho implica una obligación. Hay que propender el verdadero interés superior.
¡Basta ya de ridiculeces! dejar de lado la republiqueta es imprescindible…mucho me temo que otra vez estamos sentados frente al olmo, esperando las peras…