Sí, tío Sam, nos conocimos en Tinder
En algún rincón de los archivos del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos hay un documento que afirma que mi esposa y yo nos conocimos en Tinder en el verano de 2015. Entre los papeles de cientos de miles de personas que son acogidas o deportadas de Estados Unidos todos los años, puede o no estar escrito que el perfil de citas de ella decía “100 por ciento latina”, mientras que el mío decía algo trillado como “Viajando sin parar” con las fotos obligatorias de esquí y senderismo.