La agenda oculta detrás de las protestas de 2019 y 2022 en el país
Era el 4 de octubre de 2019 y nadie podía predecir que se calentaban unas protestas que estuvieron a punto de tumbar al gobierno. Tres días atrás, Lenín Moreno anunciaba la eliminación de los subsidios a los combustibles, como parte del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Algunos gremios salieron a protestar por una medida que no había sido socializada, razón por la cual Moreno decretó un estado de excepción.
Ese cuatro de octubre, el medio oficial ruso lanzaba un video en tono de sátira en el que aseguraba que, con el acuerdo con el FMI, “los ecuatorianos tendrán que empezar a pagar el doble por servicios básicos, ver reducidas sus vacaciones a la mitad o entregar mensualmente un día de su salario”. Y concluía: “Cada vez que el FMI intervino de una u otra manera en el Ecuador, el resultado fueron turbulencias económicas y sociales, con consecuencias desastrosas para la gente de a pie”.
Ese mismo día, un artículo en el medio satélite Sputnik Mundo, citando a voceros del correísmo se adelantaba a un escenario: “Lenín Moreno: entre la ‘muerte cruzada’ y los fantasmas de la oposición”. No solo eso, el correísmo admitía que “una eventual destitución de Moreno no sería fácil, por lo que planteaba usar el mecanismo de “muerte cruzada”, para que el presidente y la Asamblea Nacional sean depuestos y llamar a nuevas elecciones.
Esos días recién empezaban a calentarse las calles: el 3 de octubre el gremio del transporte hizo un paro que terminó el mismo día, mientras el movimiento indígena, comandado por la Conaie, anunciaba una movilización hasta Quito.