Qué hay detrás de la visita de diputados a genocidas argentinos
Él es un símbolo de los crímenes cometidos durante la última dictadura argentina (1976-1983). Fue apodado «el ángel rubio» y también «el ángel de la muerte». Alfredo Astiz cumple hoy condena a prisión perpetua por secuestros, torturas y asesinatos durante aquel período.
Sin embargo, hace poco más de un mes, este y otros genocidas condenados por delitos de lesa humanidad, fueron visitados en la cárcel por un grupo de seis diputados nacionales de La Libertad Avanza, el partido gobernante.
Las críticas no se hicieron esperar, y resuenan aún hoy, alertando sobre la gravedad del hecho, sus implicancias, y su relación con otras de las políticas en curso.
«No fue inocente, ni un hecho aislado», asegura, en diálogo con DW, Mónica Cuellar, integrante del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), el organismo de derechos humanos fundado por el premio nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel.
Lo acontecido «se encuadra dentro de la política de este Gobierno, de desconocer a los 30.000 desaparecidos y ningunear a los organismos de derechos humanos», lamenta.