Pre-autopsia: Manuel Mejía Dalmau
Siempre hemos oído que el país está mal, peor que nunca, pero creo que esta vez es cierto.
Elecciones impredecibles, con un pueblo siempre resentido, endeudado, gracias a los créditos que terminarán ahorcándolo debido al irreversible consumismo, tan necesario al mismo tiempo para que la economía funcione.
La sequía muy dura, ríos que se convierten en riachuelos, impedidos de generar energía, con todo lo que esa falencia provocará.
Tierras improductivas, cultivos destrozados, pobres cosechas.
Y campesinos que sólo pueden ilusionarse en trasladarse a ciudades repletas de gente, desempleo e inseguridad.
Dicen que no se ve la luz al final del túnel, creo que ni el túnel se divisa.
Todo esto en nuestro maravilloso país, en todos los aspectos de la naturaleza, lleno de gente buena y con un sólo funcionario de admirar, la Fiscal de la Nación, a la que maléficos políticos buscan eliminar.
El país seguirá sufriendo, de largo, hasta que no suceda algo impredecible, que es más fácil que sea peor antes que un camino esperanzador.